lunes, 28 de junio de 2010

querido mario 6


Dijo el fulano presuntuoso /-- hoy en el consulado-- obtuve el habitual-- certificado de existencia
-- consta aquí que estoy vivo-- de manera que basta de calumnias
-- este papel soberbio / irrefutable-- atestigua que existo
-- si me enfrento al espejo-- y mi rostro no está-- aguantaré sereno-- despejado
-- ¿no llevo acaso en la cartera-- mi recién adquirido-- mi flamante-- certificado de existencia?
-- vivir / después de todo-- no es tan fundamental-- lo importante es que alguien-- debidamente autorizado-- certifique que uno-- probadamente existe
-- cuando abro el diario y leo-- mi propia necrológica-- me apena que no sepan-- que estoy en condiciones-- de mostrar dondequiera-- y a quien sea-- un vigente prolijo y minucioso-- certificado de existencia
-- existo-- luego pienso
-- ¿cuántos zutanos andan por la calle-- creyendo que están vivos-- cuando en rigor carecen del genuino-- irremplazable-- soberano-- certificado de existencia?

querido mario 5

En una exactafoto del diarioseñor ministrodel imposible
vi en pleno gozoy en plena euforiay en plena risasu rostro simple
seré curiososeñor ministrode qué se ríede qué se ríe
de su ventanase ve la playapero se ignoranlos cantegriles
tienen sus hijosojos de mandopero otros tienenmirada triste
aquí en la callesuceden cosasque ni siquierapueden decirse
los estudiantesy los obrerosponen los puntossobre las íes
por eso digoseñor ministrode qué se ríede qué se ríe
usté conocemejor que nadiela ley amargade estos países
ustedes duroscon nuestra gentepor qué con otrosson tan serviles
cómo traicionanel patrimoniomientras el gringonos cobra el triple
cómo traicionanusté y los otroslos adulonesy los seniles
por eso digoseñor ministrode qué se ríede qué se ríe
aquí en la callesus guardias matany los que muerenson gente humilde
y los que quedanllorando de rabiaseguro piensanen el desquite
allá en la celdasus hombres hacensufrir al hombrey eso no sirve
después de todousté es el palomayor de un barcoque se va a pique
seré curiososeñor ministrode qué se ríede qué se ríe.

querido mario 4


Ahora que empecé el díavolviendo a tu mirada,y me encontraste bieny te encontré más linda.
Ahora que por finestá bastante clarodónde estás y dónde estoy.
Sé por primera vezque tendré fuerzaspara construir contigouna amistad tan piola,que del vecinoterritorio del amor,ese desesperado,empezarán a mirarnoscon envidia,y acabarán organizandoexcursionespara venir a preguntarnoscómo hicimos.

querido mario 3


Yo no te pido que me bajesuna estrella azulsolo te pido que mi espaciollenes con tu luz.Yo no te pido que me firmesdiez papeles grises para amarsólo te pido que tu quieraslas palomas que suelo mirar.De lo pasado no lo voy a negarel futuro algún día llegaray del presenteque le importa a la gentesi es que siempre van a hablar.Sigue llenando este minutode razones para respirarno me complazcas no te nieguesno hables por hablar.Yo no te pido que me bajesuna estrella azulsolo te pido que mi espaciollenes con tu luz.

querido mario 2

Braulio era nuestro tema cotidiano. Ninguno de nosotros lo conocía, ni siquiera lo habíamos visto en fotografía, pero fue desde siempre el protagonista de nuestros coloquios y chismografías. El mayor de nuestra banda o clan o tribu, Lucas, tenía quince años. Yo era el menor con doce, y en el medio estaban Ramiro con trece y Luis con catorce.
Según informaciones que había recogido Ramiro, el invisible Braulio, algo mayor que nosotros, era dueño de una hermosa bicicleta con la que pedaleaba incansablemente por la carretera que lleva a Maldonado.
Para Lucas, en cambio, lo de la bicicleta era un cuento chino. Según pudo saber, Braulio había quedado cojo a raíz de una salvaje patada que le propinaron en una cancha de fútbol, y en consecuencia no parecía que fuera apto para el ciclismo.
Luis, por su parte, juraba y perjuraba que Braulio no tenía bicicleta, y no era rengo ni nada parecido, y añadía que no faltaban quienes decían haberlo visto participar en pruebas atléticas con excelentes marcas.
En lo que a mí respecta, tenía escasa bibliografía sobre la vida y milagros del inabordable Braulio.
Lucas y Ramiro llegaron a soñar con él, pero las imágenes del doblemente soñado no coincidían. Para Lucas era un tipo alto, rubio, huesudo; para Ramiro, en cambio, un petizo morocho, más bien barrigón.
Luis se entusiasmaba con la posibilidad de encontrarlo y convertirlo en nuestro compinche. Ramiro le advertía: “Si no se esfuman, hay que tener cuidado con los fantasmas”.
Infortunadamente, el enigma no tuvo una plácida revelación. Una noche de primavera Luis y yo habíamos decidido ir al cine y con esa intención nos fuimos arrimando al Centro. De pronto, en una esquina particularmente oscura distinguimos un cuerpo inerte en plena calle. Nos acercamos y el hallazgo nos dejó estupefactos. Era nada menos que Ramiro, con el cuello sangrante. Al escuchar nuestras voces de angustia, abrió los ojos. Lo acosamos a preguntas: “¿Qué te pasó? ¿Quién te dejó así? Ramiro, habla, pro favor”. Ramiro movió apenas los labios. Apenas balbuceó: “Braulio” y no pudo decir más. Estaba muerto.

querido mario

Voy a cerrar los ojos en voz bajavoy a meterme a tientas en el sueño.En este instante el odio no trabaja para la muerte que es su pobre dueño la voluntad suspende su latido y yo me siento lejos, tan pequeño
que a Dios invoco, pero no le pidonada, con tal de compartir apenaseste universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas.¿Por qué el mundo soñado no es el mismoque este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo:me duermo débil, sueño que soy fuerte,pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte

querido mario